viernes, 27 de abril de 2007

EL GUARDIAN DEL HIELO


El guardián del hielo
Y coincidimos en el terral
el heladero con su carretilla averiada y yo
que corría tras los pájaros huidos del fuego
de la zafra.

También coincidió el sol.
En esa situación cómo negarse a un favor llano:
el heladero me pidió cuidar su efímero hielo.


Oh cuidar lo fugaz bajo el sol...
El hielo empezó a derretirse bajo mi sombra,
tan desesperada como inútil.
Diluyéndose dibujaba seres esbeltos y primordiales
que sólo un instante tenían firmeza de cristal

de cuarzo y enseguida eran formas puras
como de montaña o planeta que se devasta.

No se puede amar lo que tan rápido fuga.
Ama rápido, me dijo el sol.
Y así aprendí, en su ardiente y perverso reino,
a cumplir con la vida:

yo soy el guardián del hielo